martes, 15 de marzo de 2011

Olvidarte

Hoy, después de un año y aproximadamente cinco meses , estoy totalmente convencida que olvidé a alguien que pensaba inolvidable. Hoy después de algunas lagrimas, algunos mocos, mucha gripa, suspiros y más llanto, algunos besos inolvidables he logrado mi objetivo: Olvidarte.
Por que sí, en efecto, ese se volvió un objetivo de corto , mediano y largo plazo en mi vida. Olvidarte, era el más profundo de mis problemas y en lo que más me desgastaba hasta hoy, mejor, hasta el mes pasado. Olvidarte, era una misión imposible, que se carcomía mi vida poco a poco. Porque me había aferrado tanto a un ideal de él, que tal vez ni siquiera existe, que enloquecí en mi soledad y la necesidad de su recuerdo.
El recuerdo sólo está ligado a los buenos momentos pasados y a la necesidad de aniquilar y asesinarlo con el olvido. Hasta que el olvido se haga tan fuerte que ya no podamos distinguir la felicidad de esos días , ni el aroma, ni el sabor, ni las mariposas. Hasta que cerremos los ojos y ya no exista nada, sólo muchos píxeles cada vez mayores desfigurando la gloria de los sentidos en esos días , píxeles que al final sólo forman una mancha de un color armónico que nos da una mediana y desorientada idea de la felicidad de esos días.
Olvidarte... ¿cómo hacerlo? me preguntaba con frecuencia.
Primero, me aferraba tanto a su presencia en las sombras de mi habitación y a sus colores que me perseguían que a la final no tenía ni voluntad, ni realismo para arrancar su recuerdo.
Me di cuenta que simplemente olvidarte era lo mejor que me había traído su presencia, sus ojos, su olor, por que me di cuenta que olvidarte no era más que la necesidad de tener esa esencia en mis manos y dejarla ir de a pocos. Yo hice mi parte, él hizo la suya.
Olvidarte, ya lo hice, se cumplió una meta, que creía imposible, en mi vida en la cual pude darme cuenta que el amor es simplemente algo efímero, algo que se debe disfrutar en cuestiones de tiempos cortos, en intervalos temporales estáticos, en donde el dinamismo de éste simplemente pasa por breves momentos.
Me di cuenta que soy un ser finito con ganas de infinitud, que me gustaba perpetuar sin esperar nada más del futuro; olvidarte me ayudo a darme cuenta de las cosas que carezco y de cómo repararlas. También olvidarte acentúo mi respeto por la libertad, por el amor libre y me ayudo a madurar y ver cómo por ahora funciona la vida y su romance para mi.
No creo en el amor eterno, por ahora, no creo en el amor eterno.

En conclusión, encontrarte y luego olvidarte me hizo mejor persona.